"Este es un momento refundacional de la industria azucarera, con los biocombustibles y la cogeneración de energía. Ahora se va a entrar en otro nivel de actividad. Los techos productivos que tenía la industria estaban marcados por el consumo interno del azúcar, y ahora serán ampliamente superados por la cuestión de biocombustibles, por un lado, que le dará salida a toda la caña que sepamos conseguir". Optimista a ultranza, el presidente del Centro Azucarero Argentino (CAA), Fernando Nebbia, espera que pronto empiecen a cobrar relevancia los biocombustibles de segunda generación, etapa en la que -a su entender- la caña tendrá un papel importantísimo. "Vamos a tener un tercio más de capacidad de producción de biocombustibles y se dará importancia a la maloja, que hoy casi se desperdicia. O sea que la caña aún tiene mucho para dar, y la industria mucho para producir y para ganar", remarcó.

Aunque la actividad atraviesa una etapa de transición en el primer año de la puesta en marcha del programa de biocombustibles, Nebbia estima que se van a cumplir los cupos de producción de etanol fijados por la Secretaría de Energía de la Nación. Todavía no se está cortando la nafta con el 5% de etanol, como establece la normativa, hasta tanto el sistema funcione con normalidad, lo cual se lograría hacia fines de esta zafra, según Nebbia.

Las inversiones para sumarse al programa de biocombustibles no son menores. Para producir 40 millones de litros anuales de etanol se requiere un desembolso en destilación y deshidratación del orden de los U$S 18 millones. Esto incluye todo -tanques de almacenamiento, obra civil, puesta en marcha, isla de cargas, laboratorio de análisis, torres de enfriamiento, ingeniería, montaje, seguridad, etcétera- menos el terreno para instalar las maquinarias, ni los campos con cañaverales.

Nebbia considera que los biocombustibles serán el gran regulador del mercado azucarero, ya que la producción de alcohol directo de caña evitará que se elaboren excedentes de azúcar que atenten contra el precio interno del producto.

En el plano de la cogeneración de energía, los ingenios tucumanos muestran por ahora menos ímpetu que con los biocombustibles. El presidente del Centro Azucarero Regional de Tucumán (CART), Julio Colombres, anunció que el ingenio Santa Bárbara -de su propiedad- comenzará a cogenerar energía eléctrica el miércoles próximo. Esta planta posee una capacidad global de 16 megavatios, aunque en una primera etapa producirá sólo 11, de los cuales cinco consumirá el ingenio y seis megavatios se entregará a la red pública. Julio Colombres, presidente del Centro Azucarero Regional de Tucumán (CART) y titular de Azucarera Juan M. Terán (propietaria del ingenio Santa Bárbara), anticipó que la empresa debe traer desde Córdoba una deshidratadora ya construida, que permitirá el pronto ingreso de esta compañía al esquema de los biocombustibles.

Una asignatura pendiente de resolver en el sector azucarero es la participación que los cañeros tendrán en las nuevas alternativas de negocios. Por ahora, comisiones técnicas trabajan para determinar en la búsqueda de mecanismos para la distribución de los beneficios del alcohol. Las cuatro entidades cañeras de la provincia propulsan que se implemente un sistema de maquila, similar al que se usa con la molienda de caña para azúcar, mientras la mayoría de los industriales proponen que se mantenga un esquema similar al de la exportación de azúcar, ya que a través del alcohol se evitará la producción de azúcares crudos, que se destinaban al mercado externo.